Te habrás dado cuenta: cuando la balanza se pasa de rosca, la grasa no se reparte igual en todos los cuerpos.
Los hombres suelen desarrollar esa clásica panza tipo «almacén de cerveza», mientras que en las mujeres, las curvas se acentúan en caderas, muslos y glúteos.
Pero esto no es una cuestión de castigo estético aleatorio. No. Detrás de todo esto, como casi siempre, hay un plan maestro de la naturaleza… o al menos una explicación bastante hormonal.

La culpa es de las hormonas (¡otra vez!)
- Testosterona (presente en mayores niveles en los hombres): favorece que la grasa se acumule en el abdomen. Por eso, muchos hombres tienen ese efecto “globo terráqueo” en el centro del cuerpo.
- Estrógeno (más alto en mujeres): empuja a la grasa hacia caderas y muslos. Gracias a esto, muchas mujeres tienen piernas fuertes y glúteos marcados incluso sin pisar un gimnasio.
Esta distribución se llama:
- Grasa androide (hombres): en la zona abdominal.
- Grasa ginoide (mujeres): en la parte inferior del cuerpo.
No, no es una pelea Marvel entre superhéroes. Aunque estaría bueno.
¿Y por qué la naturaleza nos hace esto?
La respuesta es evolutiva.
Las mujeres, biológicamente, están diseñadas para almacenar energía para el embarazo y la lactancia. La grasa en los muslos y glúteos es una especie de «reserva de emergencia premium», que no solo es más saludable, sino también más difícil de eliminar (gracias por eso, evolución).
En los hombres, el cuerpo tiende a guardar grasa en la panza porque… bueno, aparentemente no pensó muy bien en los riesgos cardiovasculares.
La grasa abdominal es más peligrosa, ya que se asocia con enfermedades del corazón, diabetes y otras complicaciones.

Dato irrelevante bonus:
¿Sabías que cuando los niveles de estrógeno bajan (como en la menopausia), muchas mujeres empiezan a acumular grasa en el abdomen como los hombres?
Parece que el cuerpo dice: «¡Ya fue, ahora todos con panza!»
¿Y se puede cambiar?
Sí… y no.
Podés reducir la cantidad total de grasa con buena alimentación, ejercicio y descanso.
Pero la distribución está bastante marcada por tus genes y hormonas. Así que si tenés piernas flacas y panza redonda, o glúteos firmes con cachetes extra en los muslos, no estás solo/a. ¡Es la naturaleza haciendo lo suyo!