la pintoresca ciudad de Venecia
Foto de Kit Suman en Unsplash

¿Cómo se construyó Venecia? La ciudad que flota sin saber nadar

Venecia, esa joya italiana de góndolas románticas, canales laberínticos y precios imposibles en los cafés, no siempre fue el destino turístico que es hoy. De hecho, su origen es mucho más pantanoso (literalmente) de lo que parece. Porque sí: Venecia está construida sobre el agua, pero no porque a alguien se le ocurriera jugar a SimCity en modo difícil. Hubo razones —y muchas estacas de madera— para que esta ciudad surgiera del barro como un fénix… acuático.

¿Por qué alguien construiría una ciudad ahí?

Todo comenzó en el siglo V, cuando el Imperio Romano estaba cayendo más rápido que las expectativas en una primera cita. Grupos de personas empezaron a huir de los ataques de pueblos germánicos, como los hunos y los lombardos, buscando refugio en los pantanos y pequeñas islas de la Laguna de Venecia. ¿Por qué? Porque nadie más quería vivir ahí. Y eso, amigos, es la clave del éxito inmobiliario: ubicación, ubicación… y aislamiento estratégico.

Estas islas fangosas ofrecían protección natural. No había caminos fáciles para los invasores ni terrenos sólidos para las tropas. Y aunque tampoco había agua potable ni mucha estabilidad, eso no detuvo a nuestros futuros venecianos. Ellos miraron al barro, al agua salada y a los mosquitos, y dijeron: «acá mismo vamos a poner un campanario».

imagen de un canal de venecia dia soleado
Foto de Kit Suman en Unsplash

Pero… ¿cómo construyeron una ciudad sobre el agua?

Y ahora lo jugoso: la ingeniería loca. Venecia no flota (aunque lo parezca). La ciudad está construida sobre un terreno lodoso, sí, pero con una técnica que todavía hoy nos deja con la mandíbula colgando.

Primero, cavaron en el barro hasta llegar a una capa más sólida. Luego, clavaron miles y miles de estacas de madera (principalmente de alerce, un árbol que no se pudre fácilmente) para formar una base firme. ¿Y el agua? Bueno, el agua está ahí, sí. Pero esa madera, al quedar sumergida permanentemente sin oxígeno, no se pudre. De hecho, con el tiempo se endurece aún más, como quien se acostumbra a las reuniones de Zoom.

Sobre estas estacas colocaron plataformas de piedra y, sobre eso, comenzaron a construir los edificios. Todo este proceso se repitió durante siglos, isla por isla, canal por canal. Lo más increíble es que muchos de los cimientos originales siguen ahí, sosteniendo palacios centenarios que hoy son fotografiados por turistas en busca de la selfie perfecta.

¿Cuántas estacas usaron?

Se estima que para el solo Puente de Rialto se usaron más de 12.000 estacas. Y eso es solo un puente. Para todo Venecia se habla de millones de estacas. ¿Era sostenible? Probablemente no. ¿Era impresionante? Absolutamente. ¿Era una buena excusa para talar todos los bosques de los alrededores? También.

Los venecianos se transformaron en expertos en navegar entre canales y entre crisis. No solo construyeron una ciudad funcional sobre el agua, sino que con el tiempo desarrollaron una potencia comercial, cultural y naval que dominó el Mediterráneo durante siglos.

¿Y no se está hundiendo?

Ah, sí. Lo está. Muy despacito, pero lo está. Venecia se hunde alrededor de 1 a 2 milímetros por año. Y el nivel del mar está subiendo, como el precio de la pizza en la Plaza San Marcos. Por eso, se han implementado proyectos como MOSE, un sistema de compuertas móviles que se levantan durante las mareas altas para evitar que la ciudad quede bajo agua. Algo así como ponerle tapones al Adriático.

¿Qué la hace tan única?

Además de ser una ciudad sobre el agua con arquitectura renacentista, palacios flotantes y un sistema de transporte basado en góndolas (que, admitámoslo, no son el medio más eficiente), Venecia no tiene calles para autos. Todo se mueve a pie o por agua. Desde la ambulancia hasta el camión de la basura, todo flota. Así que si alguna vez te sentís mal, tu rescate será… ¡una lancha médica!

También es un museo viviente. Sus calles y canales parecen detenidos en el tiempo. Cada rincón tiene historia, leyendas y rincones que huelen a pasado y a mar. Aunque, eso sí: si estás en verano y no hay brisa… ese mar huele bastante fuerte.


❓¿Y vos qué harías?

¿Te animarías a construir tu casa sobre estacas? ¿O preferís seguir pagando alquiler pero al menos con piso firme?

Compartilo con alguien que todavía piensa que Venecia flota mágicamente como un corcho. O con quien todavía no entiende cómo funciona el drenaje de su propio baño. 🚽🏛️🌊

Comentarios

Aún no hay comentarios. ¿Por qué no comienzas el debate?

    Deja una respuesta

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *