Estamos en 2025, los autos todavía no vuelan y los robots no hacen los mandados. Pero al menos hay impresoras 3D que cocinan por vos, lo cual es ideal si tenés hambre y el talento culinario de una piedra.
Porque sí: ya existen impresoras que hacen chocolates, fideos, pizzas y hasta carne “sin vaca”. ¿Estamos evolucionando o solo buscando nuevas formas de seguir sin lavar un solo plato? Difícil saberlo.
¿Cómo funciona una impresora 3D de comida? 🖨️🍔
Primero, no. No usa tinta ni papel (aunque seguro alguien ya lo intentó). Estas máquinas usan ingredientes comestibles procesados en pasta, gel o polvo. O sea, puré en cartucho.
El aparato sigue un diseño digital (tipo receta futurista), va escupiendo la mezcla por una boquilla, y ¡voilà!, tenés algo que parece comida… y que probablemente te vas a comer igual aunque parezca salido de un laboratorio soviético de los 70.

¿Qué podés imprimir? 🧠🍫
Acá es donde se pone raro:
- Chocolates: con formas que parecen hechas por un chocolatero con tiempo libre y una impresora cara. Genial para decir «es arte» antes de bajártelo en tres mordidas.
- Pasta: la marca Barilla creó formas de fideos que ni tu nona podría imaginar. Ni entender.
- Pizza espacial: sí, hay una empresa financiada por la NASA que hace pizzas 3D. Porque si vas a estar varado en Marte, mínimo comé bien.
- “Carne” sin carne: impresas con vegetales, legumbres o lo que sea que no haga mugir. Tiene sabor a carne, textura de carne, y… sorpresa: no es carne. El futuro vegano, pero engañoso.
- Platos de restaurant snob: formas imposibles, ingredientes impronunciables y porciones ridículamente pequeñas. Todo para que pagues más.
¿Y a qué demonios sabe esto? 🤨
Depende. Si cargás chocolate, va a saber a chocolate. Si cargás puré con ajo, va a saber… bueno, a puré con ajo.
No hay magia, pero sí hay performance. Algunas impresoras cocinan con calor, láser o microondas. O sea, un show tecnológico para terminar comiéndote lo mismo que harías en 15 minutos con una sartén y dignidad.

¿Esto es el futuro o simplemente no queremos cocinar más? 🙃
Las excusas evolucionan. Antes no cocinábamos porque no sabíamos. Ahora porque “estamos dejando que la tecnología libere nuestra creatividad” (léase: “estoy viendo TikTok mientras la impresora hace ravioles con forma de alienígena”).
Y no es joda. Las aplicaciones reales incluyen:
- 🍽️ Comida para astronautas (porque nadie quiere andar con ollas flotando en gravedad cero)
- 💊 Dieta personalizada: te imprimen la comida según tus niveles de hierro. Es como un nutricionista… pero sin juicio.
- 🏥 Comida para hospitales: platos que parecen apetecibles aunque estén hechos de… lo que sea.
- 🌱 Sustentabilidad: podés imprimir comida con insectos, algas, o lo que el planeta permita antes de autodestruirse. Claro, con buena presentación todo entra.
¿Cuánto sale este caprichito futurista? 💸
No es barata. Las impresoras caseras rondan entre 800 y 3000 dólares, mientras que las pro superan los 10.000. O sea, lo mismo que tu cocina entera, pero sin anafe, sin horno… y sin excusa para no cocinar.

👀 Cierre impreso
Sí, vivimos en un mundo donde es más fácil imprimirte una hamburguesa que hervir un huevo.
La tecnología está revolucionando la forma en que comemos, o al menos, la forma en que seguimos esquivando todo lo que implique esfuerzo, fuego o lavar cosas.
¿Es el futuro? ¿O simplemente el resultado lógico de generaciones que prefieren tocar un botón a ensuciar una olla?
¿Y vos qué imprimirías primero?
¿Un bife jugoso? ¿Una pizza con tu cara? ¿Un pan relleno de culpa y queso fundido?
Contanos en los comentarios 🧀👇
Y compartí esto con esa persona que siempre pide delivery porque “no sabe ni freír un huevo”.